Sobre la reciente alteración del Himno Nacional Dominicano

Sobre la reciente alteración del Himno Nacional Dominicano

Roberto Fulcar -

Como ciudadano dominicano, educador, político y defensor inquebrantable de los valores patrios, me veo en la obligación moral de alzar mi voz ante un hecho que lastima el alma de la República, desafía nuestra memoria histórica y representa una grave falta de respeto al sentimiento colectivo de nuestra nación: la modificación del Himno Nacional para ser cantado, grabado y difundido con un contenido ajeno a su esencia histórica, moral y constitucional.

Aunque quiero creer que este acto pudo haberse producido sin la intención de herir o degradar un símbolo tan sagrado, lo cierto es que la ignorancia o el descuido no eximen de responsabilidad. Por el contrario, nos invitan a reflexionar con más fuerza sobre la urgencia de educar, de formar y de recordar el valor profundo que encierra cada símbolo patrio.

El Himno Nacional no es un espacio para experimentación ideológica ni una herramienta para fines particulares. Es el eco solemne de nuestra independencia, el canto eterno de nuestros héroes, la afirmación más alta de nuestra identidad como pueblo libre y soberano.

Sus versos —nacidos del verbo ardiente de Emilio Prud’Homme— y su música —compuesta con genio patriótico por José Reyes— son inviolables. En ellos habitan Duarte, Sánchez y Mella. En ellos vibra el alma de toda la nación dominicana.

Durante mi gestión como Ministro de Educación, impulsamos un programa nacional para la exaltación de los símbolos patrios, bajo el marco de las Cátedras Ciudadanas, porque estoy convencido de que ningún país puede construir futuro si desconoce o desprecia su pasado.

En ese marco:

  • Promovimos el conocimiento profundo y la enseñanza estructurada del Himno Nacional en todos los niveles educativos.
  • Antes de cada clase de educación a distancia, transmitíamos su versión completa como tributo diario a la Patria.
  • Distribuimos cartillas educativas con explicaciones del contenido, contexto y significado de nuestros símbolos.
  • Grabamos y difundimos cátedras ciudadanas con historiadores, artistas y académicos, para formar y sembrar conciencia.
  • Desarrollamos piezas audiovisuales de alto nivel sobre los símbolos patrios, como parte de una estrategia para cultivar el amor por la Patria en las nuevas generaciones.

Lo ocurrido recientemente debe servirnos de alerta. La libertad de expresión jamás puede ser excusa para ultrajar lo que nos une como nación. La diversidad es valiosa, pero no puede asentarse sobre la profanación de lo sagrado.

Por eso, propongo que retomemos con seriedad y continuidad el conocimiento integral del Himno Nacional completo en todas las escuelas, colegios y universidades del país, y que volvamos a cantarlo en actos públicos con emoción, con orgullo y con conciencia. Que lo expliquemos. Que lo vivamos.

Porque el Himno Nacional no es solo música y palabras: es la voz de la Patria misma.
Y esa voz no se silencia, no se mancha y no se cambia.

La Patria se honra.
El Himno se respeta.
La dignidad nacional no se negocia.

Roberto Fulcar Encarnación
Educador, Consultor, Político y Activista Social