A prisa por la vida desde horas tempranas,
con la alforja, de sueños y esperanzas, cargada;
escasa en pretensiones y en apetencias vanas,
sin darle a mi descanso, en ruta, una parada.
…..
Ni un año ni un segundo, ni un respiro en sudor,
peregrino incansable que labra su camino;
y su horizonte propio, resuelto y sin temor,
como construye el viento su lejano destino.
…..
Al andar, voy contando las piedras y las cuestas,
oigo la voz que dice: no es opción desistir;
como no es al sol anclarse en sus puestas,
ni a las olas, en volver, negarse a insistir.
…..
Ahora que miro atrás mi largo recorrido,
le reprocho a mi senda, en absorto embeleso,
que, sin darle a la vida, mi existencia la vivo,
aunque sea un segundo de expedito receso.
…..
Y a veces, solo a veces, recojo una migaja,
del tiempo que doy todo, sin que nada me quede;
para que el corazón asuma la palabra,
irrigue la existencia y, a la prisa que espere.
……
Y darme a mí un momento, solamente un instante,
de besar el silencio y hacer que para un verso;
y después no reclamo el tiempo por delante,
pues me basta y me sobra con tan sólo un receso.
Gracias por sus comentarios.
Querido Roberto,
Tu poema “Ni siquiera un receso” me conmovió profundamente. En cada verso se siente la voz de alguien que ha vivido entregado al deber, avanzando sin pausa, con la alforja llena de sueños y responsabilidades. Es un retrato humano y sincero de esa lucha diaria entre el impulso de seguir y la necesidad de detenerse, aunque sea por un instante, para encontrarse con uno mismo.
Hay una belleza serena en la forma en que transformas el cansancio en poesía, y el sacrificio en sabiduría. Leerlo es sentir la dignidad del camino recorrido y la humildad de quien reconoce que incluso el descanso puede ser un acto de valentía.
Gracias por compartir un texto tan honesto y humano. Me dejó reflexionando sobre cuánto de la vida se nos escapa cuando no nos concedemos “tan solo un receso”.
Con admiración y respeto,
– Daniel D’Óleo Ramírez
¡Excelente! Que bueno que en su receso su pluma no cesa y le ha dado a los que nos gusta la poesía este cuarteto de arte mayor tan bien logrado. ¡Felicidades!
– Otto Montilla