Haití, la primera república negra del mundo, ubicada en el Caribe y compartiendo la isla de La Española con República Dominicana, continuó en el 2024 bajo la misma crisis multidimensional, aumentando los frutos amargos delautoritarismo y el desorden. Con una extensión territorial de 27,750 km² y una población estimada de 12.2 millones de habitantes, el país ha transitado desde regímenes dictatoriales y corruptos hacia una anarquía institucionalizada, donde el vacío de poder ha sido ocupado por bandas armadas fuera de todo control.
Este artículo examina cómo la extendida dictadura y luego eldesorden han echado raíces profundas en Haití, exacerbando su colapso institucional, político, socioeconómico y medioambiental, y cómo las consecuencias de esta crisis impactan dramáticamente a República Dominicana.
De la dictadura al gobierno del desordeno
Las dictaduras de François Duvalier («Papa Doc») y su hijo Jean-Claude Duvalier («Baby Doc») (1957-1986) dejaron una impronta de control autoritario y corrupción. Aunque los Duvalier consolidaron el poder a través del terror, representado por los «Tonton Macoutes», fueron incapaces de construir instituciones sólidas. En cambio, saquearon al país, desviando dinero de fondos públicos, mientras dejaron a su pueblo en la miseria.
Tras la caída de Jean-Claude Duvalier en 1986, el país embarcó en una transición perpetua sin dirección clara. Desde entonces, Haití ha experimentado una profunda inestabilidad política, reflejada en la sucesión de numerosos presidentes y mandatarios provisionales:
1. Henri Namphy (1986-1988): Encabezó el Consejo Nacional de Gobierno tras la salida de Duvalier.
2. Leslie Manigat (febrero-junio de 1988): Electo en elecciones controvertidas y derrocado por un golpe militar.
3. Henri Namphy (junio-septiembre de 1988): Retomó el poder brevemente y volvió a ser derrocado.
4. Prosper Avril (1988-1990): Llegó al poder mediante un golpe de Estado, gobernando hasta su renuncia.
5. Ertha Pascal-Trouillot (1990-1991): Primera mujer en ocupar la presidencia de forma provisional.
6. Jean-Bertrand Aristide (1991): Primer presidente elegido democráticamente, fue derrocado en un golpe de Estado en septiembre de 1991.
7. Raoul Cédras (1991): Lideró una junta militar tras el derrocamiento de Aristide.
8. Joseph Nérette (1991-1992): Presidente provisional designado por la junta militar.
9. Marc Bazin (1992-1993): Nombrado presidente provisional durante el régimen militar.
10. Jean-Bertrand Aristide (1994-1996): Restituido al poder tras una intervención internacional, completó su mandato.
11. René Préval (1996-2001): Primer presidente en desempeñar un mandato completo de cinco años desde la independencia.
12. Jean-Bertrand Aristide (2001-2004): Reelegido, enfrentó una rebelión que lo obligó a exiliarse.
13. Boniface Alexandre (2004-2006): Presidente interino tras la salida de Aristide.
14. René Préval (2006-2011): Reelegido, enfrentó desafíos como el terremoto de 2010.
15. Michel Martelly (2011-2016): Su mandato estuvo marcado por controversias electorales.
16. Jocelerme Privert (2016-2017): Presidente interino tras la salida de Martelly, propició nuevas elecciones.
17. Jovenel Moïse (2017-2021): Asesinado en julio de 2021, su muerte profundizó la crisis.
18. Ariel Henry (2021-2024): Nombrado primer ministro tras el asesinato de Moïse, asumió funciones presidenciales de facto.
19. Consejo Presidencial de Transición (desde abril de 2024): Establecido para organizar elecciones y restaurar la estabilidad política.
Esta larga relación de gobernantes refleja la incapacidad de Haití para consolidar un sistema político estable y funcional, que supere las constantes interrupciones del orden democrático. Pero es también causa efectiva de la crisis socioeconómica en la que se encuentra hoy.
Los frutos del desorden: Violencia, anarquía, pobreza y atraso
La ausencia de un Estado funcional ha posibilitado el crecimiento de un poder paralelo: las bandas armadas. Según informes de la ONU, más de 300 grupos criminales controlan el 80% de Puerto Príncipe, manteniendo a millones de personas bajo constante amenaza. En 2024, más de 5,600 personas fueron asesinadas, mil más que en 2023.
En el ámbito económico, el Producto Interno Bruto (PIB) de Haití se estimó en 20.17 mil millones de dólares para 2024, mientras más del 58% de la población vive por debajo de la línea de pobreza. La creciente desigualdad económica agrava la precariedad: el 20% más rico de la población controla más del 60% de los recursos del país.
Uno de cada ocho niños haitianos ha sido desplazado debido a la violencia, realidad relevante de la crisis humanitaria. La esperanza de vida en Haití se sitúa en 63 años, una de las más bajas del hemisferio occidental. Además, la tasa de escolaridad primaria apenas ronda el 70%, mientras que solo el 30% de los jóvenes accede a educación secundaria, revelando profundas carencias en el sistema educativo.
Más del 70% de las viviendas son informales y vulnerables, y aproximadamente el 50% de la población no tiene acceso a agua potable. En el ámbito energético, apenas el 45% de los hogares -en la zona urbana- y el 15% – en las zonas rurales– cuenta con electricidad. El transporte público es limitado y se encuentra mayormente controlado por grupos informales o bandas armadas.
En términos de salud, solo el 10% de la población tiene acceso a hospitales o clínicas con adecuadas condiciones. Asimismo, el deterioro ambiental también sigue siendo una preocupación, con una pérdida de más del 98% de la cobertura forestal, lo que exacerba desastres naturales y daños agrícolas.
El impacto sobre República Dominicana
República Dominicana ha absorbido durante décadas las consecuencias de la crisis haitiana en múltiples dimensiones. La migración masiva de haitianos hacia territorio dominicano ha generado un impacto significativo en sectores clave como salud, educación, empleo, vivienda y medio ambiente.
En el ámbito de la salud pública, en 2023, más del 25% de los partos en hospitales públicos correspondieron a madres haitianas, lo que representa una presión significativa sobre los recursos sanitarios nacionales. Además, las condiciones precarias en las que muchos migrantes ingresan al país han aumentado la demanda de atención primaria y el tratamiento de enfermedades infecciosas, poniendo en riesgo la sostenibilidad del sistema de salud.
En el sector educativo, miles de niños haitianos acceden a la educación gratuita en los centros educativos dominicanos, llegando a representar en algunas regiones hasta el 15% de la matrícula escolar. Esto implica un desafío logístico y financiero para el país, que debe garantizar las condiciones para atender a una población estudiantil multicultural y, en muchos casos, con barreras idiomáticas.
En cuanto al empleo, la migración haitiana ha impactado significativamente el mercado laboral. La mayoría de los trabajadores en sectores como la agricultura, la construcción y el servicio doméstico son haitianos, laborando generalmente en condiciones informales.
El acceso a vivienda es otro desafío importante. Las condiciones de vida en las comunidades de migrantes haitianos suelen ser precarias, con asentamientos informales que carecen de servicios básicos como agua potable, electricidad y saneamiento. Estas condiciones no solo afectan la calidad de vida de los residentes, sino que también representan riesgos sanitarios y de seguridad para las áreas circundantes.
En el ámbito medioambiental, la migración ha contribuido indirectamente a problemas de deforestación. Los migrantes, al no encontrar alternativas económicas sostenibles, tienden a la producción de carbón vegetal como fuente de ingreso, talandoindiscriminada árboles en áreas fronterizas. Esto agrava la degradación del suelo, afecta los recursos hídricos y pone en peligro la biodiversidad en estas regiones. En términos generales, la crisis haitiana ha planteado a República Dominicana un desafío humanitario y logístico complejo.
Conclusión
Haití es el ejemplo más trágico de cómo el desorden, nacido de décadas de corrupción, represión y abandono, puede convertirse en la única «institución» operante. Sin embargo, hay que aferrarse a la esperanza de que esta no sea una condena irreversible. La comunidad internacional tiene la oportunidad y la obligación moral de ayudar a Haití a transformar los frutos amargos de la opresión y el desorden en semillas de esperanza para el futuro. Sin un compromiso real, no solo Haití continuará sufriendo, sino que su crisis seguirá impactando a toda la región, muy especialmente a República Dominicana.
Referencias Bibliográficas
1. Banco Mundial (2023). Datos sobre Haití. Recuperado de https://datos.bancomundial.org/pais/haiti
3. Naciones Unidas (2023). Informe sobre seguridad y derechos humanos en Haití. Recuperado de https://news.un.org/es
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5. Prensa Latina (2024). Cifra de asesinatos en Haití creció en 2024. Recuperado de https://www.prensa-latina.cu
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9. Ministerio de Salud Pública de República Dominicana (2023). Informe sobre nacimientos en hospitales públicos. Disponible en los archivos del Ministerio.